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Vulnerables.

Unas cuantas semanas después, y Jimin se sentía sobre las nubes. Todo era increíble, el sexo, conocer nuevos lugares, el sexo, la comida, los tratos que le tenían los demás hacia él, el sexo, le consentían como el rey que decían que era, el sexo. Era simplemente fabuloso.

Sin embargo, aún habían varias cosas que no entendía. Por ejemplo; "el nudo", solo sabía que se "formaba" cada vez que estaba con el rubio, después de unas cuantas rondas, pocas veces salía a la primera ronda.

Tampoco entendía porqué su trasero "se mojaba", como si fuera una chica. O sea, no tenía ningún tipo de coño, ¿de donde venía todo ese "lubricante"?

No tenía ni la más mínima idea. Aún así, la verdad le parecía interesante y algo útil, pues cada vez que quería ir con el alfa para estar con él, podía dejarse llevar solamente por la excitación para estar listo al momento de acción.

Una cosa que había cambiado era su guardarropa, nada de vestidos, esas cosas fueron inventadas por el mismo diablo para hacer sufrir a las mujeres, no gracias, no quería morir de una forma horrorosa.

Ahora todo su armario estaba lleno de lindos trajes finos, no sabía que era tan quisquilloso, pero era que le encantaba la bella tela contra su cuerpo.

Sin embargo, unos cuantos de sus trajes se habían ido por el caño a causa de un hormonal rubio, él decía; "esa ropa hace que tu trasero se vea tan delicioso", después de eso, solo se lanzaba sobre él como una bestia.

Para volver a su cuarto tenía que ser cargado por el alfa y estar enrollado por la capa del mayor. A veces le daba ganas de castigarlo, pero no se podía resistir tanto ante la sensación de placer conocido que crecía desde su vientre.

Al cabo de tres meses, Jimin paseaba por todos los lugares del castillo, leía en sus tiempos libres y también paseaba por el pueblo, acompañado o no del alfa rubio, ya que siempre estaba ocupado. No lo podía culpar, cuando tenían "reuniones", y el omega estaba presente en algunas ellas.

Podía ver como el alfa se la pasaba hablando con personas a las que odiaba, eso lo notaba a leguas, aunque tratase de mantener una compostura profesional, podía notar esas muecas de disgusto. También le miraba estar en su oficina todo el día, revisando papeles y dando su aprobación o negación para miles de cosas.

"Cosa de empresarios"

Eso era lo que más le llegaba a la mente cuando pensaba en lo que hacía Jungkook, parecía ser el CEO de una gran empresa muy ocupada. Sinceramente eso nunca le llamó la atención, lo bueno era que Jimin no tenía que hacer mucho, pero si tenía que estar presente para muchas otras cosas.

Otra pequeña cosa le estaba preocupando, ganó peso, su pancita que antes era durita y plana, ahora estaba más redondita y blanda.

¡Todo eso le pasaba por solo comer y coger!

Bueno, hacerlo gastaba calorías, ¿no?, ¿entonces por qué no se mantenía en su peso estable si casi todos los días estaba siendo rellenado como pavo en navidad?

—¡Jungkook! —Jimin irrumpió en la oficina del rubio, quien estaba solo y revisando unas hojas con cara de querer morirse en ese instante.

—¿Qué haces, no ves que estoy ocupado? — Jungkook dejó esas estúpidas hojas de lado y se recostó en su silla, mirando como su precioso esposo iba hacia él vestido con uno de eso trajes que no dejaba mucho a imaginación—. ¿O acaso vienes para quitarme un poco el estrés?

El alfa le murmuró con una sonrisa ladina, Jimin se sonrojó sabiendo el doble sentido de las palabras. ¡Debía concentrase en su misión y no pensar con su trasero!

—No, no vengo para eso. Es otra cosa —habló el omega acercándose al mayor y sentarse en sus piernas, no estaba buscando algo más que una pequeña seducción.

—¿Entonces qué es? —preguntó el rubio, pasando sus manos por el cuerpo del más pequeño, sobre todo por su trasero y muslos suaves.

—Quiero salir un rato, siento que me hace falta ejercicio —el alfa alzó una ceja ante su petición, ni que le fuera a decir "Jungkook quiero un gimnasio de primera", estaba casi seguro que aún no habían inventado las pesas.

—¿Ejercicio, no te es suficiente con todo lo que hacemos nosotros sobre nuestra cama? —Jungkook preguntó seguramente curioso, recibiendo como respuesta un pequeño golpe sobre el pecho, eso solo le hizo sonreír con picardía—. ¿Qué? Es verdad.

—Jungkook idiota —Jimin se levantó del regazo de Jeon y alisó su ropa—. Bien, ya te avisé, ahora me voy.

—Tsk, pequeño Jimin, recuerda que aún soy tu rey —el rubio gruñó, recibiendo solo una sonrisa burlona del omega, no podía estar más caliente con esa pequeña mierda retadora—. Cuando pueda iré también al pueblo para acompañarte un poco al menos.

Jimin asintió y se acercó para darle un pequeño beso al mayor, después simplemente se fue, sus damas de compañía le esperaban afuera en el pasillo.

—Entonces alteza, ¿si podemos ir al pueblo? —preguntó Sunmi, no era que el palacio fuera aburrido, pero de vez en cuando necesitaban aire fresco, y por suerte el omega era bastante amable como para llevarlas con él cuando salía al pueblo.

—Es hora de salir señoritas —Jimin sonrió ante la mirada de alegría que tenían las demás.

Poco minutos después, Park era acompañado por un "guardaespaldas", así le decía Jimin al alfa de armadura que siempre les acompañaba a cualquier parte, aunque prefería ir solo con las omegas, pero Jungkook le había obligado a tener aunque fuese uno solo que lo cuidara.

Era divertido pasar por el mercado y recibir las cosas que le daban los demás, sobre todo en el puesto de frutas y dulces, las personas eran muy amables y siempre le daban degustar de sus productos.

Sin embargo si lo pensaba, era como "¡El rey probó de mi mercancía y le gustó!, es digno de la realeza y los precios irán por las nubes ahora". Quizás estaba exagerando con eso, pero no importaba mucho, solo era su imaginación tonta.

—Alteza, he visto un puesto de bellos collares que le podrían gustar —Hyejin le sugirió mostrándole un sitio donde varios collares colgaban de una cuerda, parecían hechas de gemas brillantes.

El omega asintió levemente siguiéndola, pasaban por unos edificios tranquilamente antes de escuchar un alboroto. Parecían personas corriendo y gritando por algo en especial, incluso podría decir que iban en su dirección.

—¡Detengan al ladrón! —pudo escuchar de quién sabe y en cuestión de segundos algo se estrelló contra él.

—¿Pero qué...? —Jimin murmuró para si mismo mirando asustado hacia abajo, una gorrita de color rojo y algo sucia fue lo primero que su campo de visión captó.

Era un niño, tenía su ropa andrajosa y una bolsa en las manos, parecía protegerla. Fue entonces que entendió lo que ocurría, vio como un hombre mayor y algo obeso se acercaba a ellos, parecía estar muy furioso.

—¡Tú, pequeña sabandija! —el mayor se acercó al pequeño y Jimin sintió que su cuerpo se movía solo para protegerlo, se colocó al frente del menor, no dejando que el viejo alfa se acercase.

—¡Déjelo en paz! —exclamó el pelinegro con furia, ¿cómo era posible que ese hombre fuera tan ruin como para que fuera golpear a un pequeño niño?

—¡Usted no se meta! Ese mocoso se ha estado robando cosas de mi puesto, hoy lo pillé y le cortaré las manos como castigo —parecía hablar en serio, Jimin miró hacia atrás, el pequeño parecía sorprendido por como le estaba cuidando, pero también estaba asustado, sus ojitos negros le miraban en pánico.

Podía sentir el miedo brotando del pequeño, eso solo hacía que una parte suya quisiera lanzarse sobre ese hombre y bajarle el cuello, no sabía que podía ser tan sanguinario.

—¡Es solo un pequeño! ¿¡No has visto cómo se encuentra!? ¡Debería de tener un poco más de empatía! —si antes estaba furioso, ahora estaba iracundo, no quería que ese maldito alfa se acercara al pequeño.

—¡Usted métase en sus malditos asuntos! —el mayor se lanzó contra ellos, pero antes de que pudiera hacer algo, alguien lo tomó de manera sorpresiva y lo tiró contra el suelo, juró que pudo escuchar como un hueso rompiéndose sonó.

—Le pone un dedo encima y pierdes el brazo escoria —el menor abrió los ojos sorprendido al escuchar esa voz, era Jungkook quien tenía al hombre contra el suelo.

—Se ha metido con el esposo del rey —escuchó murmurar a las personas que estaban alrededor mirando curiosos.

—Morirá, el rey Jungkook no le tendrá piedad por gritarle a su omega —volvió a escuchar con claridad, y Jimin se sentía cohibido, no quería que el hombre fuera a morir, pero tampoco quería que quedara impune por querer hacerle daño a un niño.

El omega se dio cuenta de que el pequeño seguía tras suyo y volteó rápidamente, temblaba más que una hoja seca al viento. No pudo evitar querer cargarlo, y no se quedó con las ganas.

—¿Estás bien? ¿No te ha hecho nada verdad? —susurró con cariño, el pequeño no parecía tener más de siete años. Acarició con cuidado su espalda y le sonrió—. Todo va a estar bien ahora.

—Guardias, lleven al bastardo al calabozo, veré qué hacer con él después —Jungkook ordenó y los demás no dudaron en cumplir sus órdenes, volteó para ver a su pareja y casi sonrió al mirar cómo miraba al cachorro para hacer que su miedo se fuera.

Parecía no importarle lo sucio que estaba, lo tomaba como si lo conociera de toda su vida y trataba de arrullarlo. Ya quería verlo así pronto con sus propios cachorros.

—¿Te encuentras mejor? Vendrás con nosotros, puedo hacer que tomes un buen baño y comas algo delicioso, ¿te gustaría? —murmuró el omega sin dejar de sonreír al pequeño, que en ese momento pareció como si recordara algo importante.

—¡M-Mi hermana, ella necesita comida! Está enferma y esto... esto era para ella, fue todo lo que pude conseguir —el pequeño de cabellos negros habló, abriendo su bolsa para mostrar algunas frutas, parecían magulladas, y no era más que eso.

—Dime donde está ella, podemos buscarla —al decir eso, Jimin miró al rubio decidido, buscaría a la hermana del pequeño y lo llevaría con ellos, Jungkook solo le miró con una sonrisa medio oculta.

No tenía problemas con eso. Pasaron un rato siguiendo las indicaciones del cachorro, a la final, la hermana de Bohyun, como había dicho que se llamaba, estaba en un callejón. Utilizaban una caja de madera como hogar, algunas mantas sucias como nido.

—Tiene algo de fiebre —Jimin dijo con algo de preocupación, la pequeña parecía desnutrida y su rostro rojizo lleno de sudor, no perdió tiempo y la cargó, debían volver al palacio cuanto antes.

El omega mandó a sus damas de compañía a buscar algo de ropa para los pequeños, y los llevó de inmediato hacia el castillo, dejó a la pequeña con la doctora Chiyo, quién era encargada de la salud por los miembros de la realeza.

Después hizo que el pequeño tomara un baño, más bien, se bañaron juntos, pues el traje del pelinegro había quedado sucio, más no le importaba mucho eso. Solo se aseguró de tallar con cuidado el cuerpo de Bohyun y echarle bastante jabón.

—¿Sun va a estar bien? —el menor preguntó mirando el agua, parecía muy triste con la idea de que su hermana estuviera mal, pero Jimin estaba seguro que nada malo iba a pasar.

—Va a estar bien, Jungkook me ha dicho que la abuela Chiyo es muy buena con los enfermos, ¿sabes? —el omega tomó una toalla para sacar al pequeño del agua y secarlo.

Las omegas ya estaban en la habitación esperándolos, a veces le sorprendía lo rápidas que eran para las cosas que les pedía. Se vistió y dejó que le pusieran la ropa nueva al pequeño, su cabello negro era igual a cierto rubio, todo desordenado y parado.

Jimin quería cuidarlos, y lo haría, no dejaría que ningún niño pasara por momentos de vulnerabilidad y una mala vida, ayudaría a los demás, esa sería su nueva meta.

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